El celacanto: aquel extraño pez que no se había extinguido

Vamos a seguir celebrando el sesquicentenario de la publicación del  «Origen de la especies«, recordando la historia de un animal marino que se pensaba exintiguido hace decenas de millones de años y que fue redescubierto por la ciencia hace ocho décadas.

El celacanto es quizá el fósil viviente -término acuñado por el propio Darwin en la famosa obra que conmemoramos- más celebre de todos los tiempos y su historia científica y la de su redescubrimiento, aunque conocida para algunos, sigue siendo muy representativa del propio proceso de rectificación y avance del conocimiento científico, y por eso hemos decidido recordarla en este post.

Los celacantos conforman un género de peces sarcopterigios, es decir, aquellos que poseen aletas lobuladas. Su importancia en paleontología y biología evolutiva se debe a que se trata del grupo de peces que realizaron la transición desde el hábitat acuático al subaéreo, esto es, a tierra firme.

Sin embargo, todos los celacantos que se conocían eran fósiles, y los científicos creían que estaban extintos desde el período Cretácico.

Pero el 22 de diciembre de 1938  todo lo que la ciencia creía sobre la historia biológica del celacanto iba a cambiar de un plumazo. Ochenta millones de años después del último registro fósil en que aparecían ejemplares de este grupo se descubrió el primer ejemplar contemporáneo de este grupo de peces.

El pez,  de 1,5 m de longitud y unos 50 kg de peso, fue capturado por unos pescadores a unos 60 m de profundidad frente a la desembocadura del río Chalumna, y  desembarcado en el puerto de East London, en la República de Sudáfrica. Allí, debido a su inusual aspecto, el ejemplar llegó a manos de Marjorie Courtenay-Latimer, conservadora del museo de East London. Latimer se percató de la rareza de aquel animal, y realizó un análisis preliminar y una serie de dibujos anatómicos del cádaver que estaba empezando a descomponerse rápidamente.

Finalizado su estudio, decidió enviar el ejemplar junto a sus dibujos a  James Leonard Brierley Smith, de la Rhodes University de Grahamstown (Sudáfrica), para que lo estudiase a fondo. Smith concluyó que se trataba de un ejemplar perteneciente al grupo de los celacantos. Lo llamó Latimeria chalumnae, haciendo referencia al río Chalumna, y reconociendo en el nombre genérico la labor  de  la conservadora Marjorie Courtnay-Latimer en el descubrimiento de este singular animal. De hecho,  los dibujos de Latimer fueron cruciales para la descripción del nuevo género y especie, ya que Smith sólo pudo estudiar con detalle el esqueleto del singular organismo.

En 1987 se tomaron las primeras imágenes submarinas del Celacanto en su medio natural, mediante un sumergible. Fue realizada por M. N. Brenton (del instituto J. L. B. Smith de ictiología) y Hans Fricke, y patrocinada por la National Geographic Society, y por la revista alemana Geo. Veamos una filmación  realizada por Fricke de este singular pez en su hábitat natural:

Desde 1938 hasta nuestros días, han sido hallados algunos nuevos ejemplares de Latimeria chalumnae.  En 1998,  el biólogo de la Universidad de Berkeley Mark V. Erdmann,encontró na nueva especie de celacanto, L. menadoensis,  en las Islas Célebes a casi 10.000 km de distancia de las Islas Comores,  el habitat de L. chalumnae.

El celacanto, y otros  fósiles vivientes son interesantes ejemplos para la ciencia de los procesos de la evolución biológica. Si embargo, no deja de ser sorprendente que su existencia sea manipulada por los pseudocientíficos creacionistas, como supuesta prueba para refutar la teoría de la evolución.

Bucear con celacantos no es tarea fácil, pues su hábitat es profundo y difícil de alcanzar por los bueadores. Sin embargo, en Sudáfrica exíste una asociación de buceadores técnicos denominada Diving for Coelacanths, cuyo fin es bucear y filmar estas excepcionales criaturas en su hábitat.

Más información sobre el celacanto en The fish out of time.