Posteado por: zco1999 | 10 agosto 2009

Accidente de buceo en el «Naranjito»

En estos últimos días de inmersión he sido testigo de un accidente de buceo. Después de estar pensando en ello, creo que merece la pena relatarlo en nuestro blog, pues de este episodio se pueden sacar algunas lecciones interesantes tanto para los buceadores noveles como para los experimentados. Omitiré los nombres de los implicados y del centro de buceo -cuya actuacción ha sido correcta- para preservar la intimidad de los primeros y evitar que el incidente empañe la reputación del centro.

La mañana no podía ser más luminosa y cálida. Acababa de terminar de montar mi equipo de buceo y me acerqué a recordarle al dueño del centro de buceo que era mi primera inmersión en el «Naranjito» y que como iba solo necesitaría que me emparejase con  un compañero de inmersión que conociese el pecio.

En mi misma situación se encontraba otro buceador. Había llegado solo y también era su primera inmersión en ese famoso pecio murciano. En total eramos seis buceadores. El patrón me emparejó con un fotosub que quería descender hasta  una cota de unos 44 m para hacer unas fotografías de la hélice del pecio y de la sala de máquinas. El otro novato fue emparejado con un grupo de otros tres buceadores madrileños que decían tener sobrada experiencia en el «Naranjito» .

Isla Gomera era el verdadero nombre de este carguero de unos 50 m de eslora y 8 m de manga.  Se fue a pique a una milla de distancia del puerto  de Cabo de Palos, cuando navegaba desde el puerto de Cartagena a Barcelona con un cargamento de naranjas (de ahí el apodo de Naranjito por el que es conocido entre los buceadores). El hundimiento tuvo lugar el 12 de Abril de 1946, durante una tormenta que provocó el desplazamiento de la carga y el hundimiento del navío.

El pecio se encuentra posado sobre un fondo de arena, en posición de navegación y orientado de E a W.  La proa, a unos 27 m, es la parte menos profunda  y la popa da la máxima profundidad con  la hélice a  44 m semienterrada en la arena del fondo. Se encuentra en un buen estado de conservación y se ha convertido en un clásico del buceo en Cabo de Palos. Sin embargo, las frecuentes corrientes, las termoclinas, la profundidad y a veces la escasa visibilidad hacen que el buceo en el Naranjito no sea adecuado para buceadores principiantes o poco entrenados.

El viaje hasta el fondeo que marca el pecio proporcionó algunas pistas de lo que iba a suceder minutos más tarde.  Mi compañero de inmersión revisaba su cámara de fotos. Yo permanecía en silencio admirando el paisaje y tratando de anticipar la inmersión. Mientras, los tres madrileños bromeaban entre sí, y comentaban a voces los callos que se habían tomado para cenar la noche anterior y el desayuno de dos pizzas con cerveza que se habían «apretado»  en el puerto tras dos horas escasas de sueño. Me alegré de no tener que bucear con ellos pero, francamente, no pensé en el otro buceador que sí lo iba a hacer.

Cuando llegamos al fondeo y amarramos la fueraborda terminé de equiparme. Me lancé al agua, esperé a mi compañero en la boya y, una vez  juntos, iniciamos la inmersión. Todo transcurrió según lo planeado:  atravesamos la termoclina a los 20 m que disminuía la temperatura del agua de los  26º C de la superficie  a unos 14º C y nos posamos en la proa del Naranjito. Navegamos ligeros por la banda de babor y llegamos a la popa a unos 37 m. Sin dudarlo descendimos hasta la hélice  y tras las fotografías entramos en la sala de máquinas. Poco después, ya de regreso, cuando iba navegando por el interior de una de las bodegas ví a uno de los buceadores del otro grupo… Sólo a uno de ellos. Le pregunté con un gesto si todo iba bien y me respondió  que sí con otro ok, y continuó la inmersión con nosotros.

«Se habrá perdido, y no querrá malgastar aire y minutos dando vueltas en busca de sus compañeros», pensé, mientras echaba un vistazo al ordenador, que indicaba ya cuatro minutos de descompresión a 3 m de profundidad.

Me quedaba la mitad de carga de aire en la botella,  ya de regreso a la proa,  junto al  cabo del fondeo, así que indiqué a mis compañeros de inmersión que iniciabamos el ascenso a la cota de descompresión, pero antes me separé del pecio unos cinco o seis metros para contemplar la vista del barco entero perdiéndose entre las brumas del fondo.

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Concluida la parada de descompresión, los tres salimos a la superficie para comprobar con sorpresa que la barca no estaba y que en la boya  nos aguardaba únicamente el otro buceador novato en el Naranjito. Y allí mecidos por las olas, entre el Cabo de Palos y las islas Hormigas, mientras aguardábamos a una barca que viniese a recogernos, me enteré de lo sucedido al otro grupo de buceadores.

Cuando los otros cuatro buceadores iban a iniciar su inmersión, uno de los madrileños decidió no bucear y volvió al barco. Quizá demasiados callos y pizza batidos en el estómago por la navegación de la fueraborda. Quizá la oscura presencia  bajo sus aletas de las más de 600 toneladas de hierro herrumbroso hicieron mella en su ánimo. O quizá fue una mezcla de ambas sensaciones. Lo cierto es que fuera como fuese, regresó a la barca.  Sus dos amigos y el buceador novato en el Naranjito decidieron iniciar la inmersión.

Al llegar a la popa del Naranjito, uno de los dos buceadores experimentados sufrío un ataque de pánico y, sin más, salió como alma que lleva el diablo en dirección al cabo de fondeo para alcanzar la superficie lo antes posible. El novato, que lo vio, fue tras él en un intento inútil por alcanzarlo y detenerlo.

«Cuando llegué a 6 m y vi que el otro buceador estaba en la superficie me detuve, ya no podía hacer nada por él. Salió disparado desde el fondo y subió más rapido que sus burbujas, era imposible alcanzarle. El tipo sólo quería sacar la cabeza en superficie y respirar. No debía tener otra cosa en su mente… Salir de allí fuera como fuese.»

Saltándose su propia descompresión salió unos instantes a la superficie y vio como el barquero ayudaba al buceador a subir. El accidentado estaba tosiendo y vomitando espuma en medio de  un ataque de histeria.  Había que evacuarlo rapidamente a puerto y de allí a la cámara hiperbárica de Cartagena. Así que el rescatador se quedó en la boya a hacer su descompresión y a avisarnos a los demás cuando emergiésemos.

Tras contarnos los ocurrido, se volvió al otro buceador de su grupo y le dijo: «No lo entiendo, cuando vi a este chico que salía disparado fui tras él, porque es un compañero de inmersión… Pero tú, tú eres su amigo y en lugar de ir a ayudarle te quedas en el fondo y continúas la inmersión como si no pasase nada«.

Evidentemente no había ninguna respuesta satisfactoria que el aludido pudiese dar a aquella observación.

Una embarcación de otro centro de buceo se acercó a la boya alrededor de la que nos apiñabamos los cuatro y nos dijo que enseguida vendrían por nosotros. Nos preguntaron si estábamos bien y si necesitábamos algo. Respondimos que se fuesen tranquilos a realizar su inmersión.

Los minutos pasaron y con ellos se fue desenredando el hilo  de la madeja del accidente. El buceador no era tan experimentado en pecios, y el Naranjito lo había buceado apenas un par de veces. Además carecía de la titulación de buceo que le permitiese bajar a esa profundidad y, para rematar, buceaba sin ordenador ni tablas de buceo -ya se fijaría en el ordenador de uno de sus colegas, había dicho, y sus colegas se lo habían consentido-.

A ello se sumaba la pesada cena, la falta de sueño, el desayuno desproporcionado, la cerveza, la fanfarronería colectiva, el ver a su amigo abandonar la inmersión en el último instante, la profundidad de la inmersión, la termoclina y el frío del fondo, y sin duda la perspectiva de bucear en los restos de un naufragio auténtico a más de 30 m de profundidad. Los efectos de este coctel se pudieron ver, además, incrementados por una posible narcosis de nitrógeno, que no es infrecuente a esas profundidades. El resultado sería una hipercapnia, un aumento de la presión parcial de anhídrido carbónico que aumenta la sed de aire, la respiración jadeante y superficial que desataría la crisis de pánico en el buceador y la necesidad imperiosa de salir a superficie a toda velocidad.

En conclusión, el accidentado  había desatendido las normas básicas de seguridad en el buceo, carecía de la preparación y equipo para ese tipo de buceo, su estado físico y psicológico no era el adecuado para aquella inmersión, y como consecuencia se había arriesgado bastante más allá de lo razonable.

«Si uno no se quiere, que no espere que el mar le quiera», fue el lacónico comentario un veterano buceador de Cabo de Palos al conocer lo sucedido.

Por fortuna, el accidente -tras un tratamiento de seis horas en la cámara hiperbárica– quedó tan sólo en un severo recordatorio de que el buceo, a pesar de ser el más seguro de los deportes de riesgo, es un deporte de riesgo, y que los límites y los peligros los marca el propio buceador, con sus decisiones, sus acciones y su actitud.

Tras una noche en observación, el buceador fue dado de alta y al día siguiente regresó a su hogar sin secuelas físicas permanentes, pero estoy convencido que con una huella indeleble de aquel encuentro con sus propios miedos en las fauces de las profundidades marinas.

Nota para los buceadores:

Si alguna vez presenciáis un accidente de buceo, debéis recordar que el accidentado debe llevar al centro hospitalario de medicina hiperbárica su ordenador de buceo (o en su defecto, como fue el caso del incidente relatado, el del buceador que le asistió bajo el agua), y que su escafandra autónoma no debe ser desmontada y debe guardarse tal cual salió del agua por si es necesario que las autoridades la investiguen para esclarecer la causa del accidente.


Respuestas

  1. Buen relato. Muy útil para disfrutar del buceo sin hacer el idiota.

    Solo echo de menos alguna referencia a la imprudencia del centro de buceo. Antes de la salida deben comprobar la titulación y el seguro en vigor de todos los buceadores, y que ésta sea conforme al tipo de inmersión previsto.

    ¡Por menos de eso en USA te cierran el negocio!

    • Gracias por tu comentario Pedro.

      Respecto a tu observación acerca del centro de buceo tienes buenos motivos para decir lo que dices, pero permíteme que te haga una matización, porque yo también le estuve dando vueltas al asunto. Hay que pensar que un centro de buceo es, al fin y al cabo un negocio, y si un centro se hace famoso por no dejar bucear a determinados clientes en determinadas inmersiones, pues éstos simplemente se van a otro centro donde no les pongan pegas. Piensa que al tratarse de una inmersión multinivel (27 m la proa, 37 la popa, y más de 40 la hélice) hay muchas posibilidades de buceo para diferentes niveles de buceadores, y al final es el propio buceador quien bajo el agua ha de saber ponerse sus propios límites. El centro de buceo puede, en estos casos, orientar al cliente, pero poco más.

      No me cabe duda de que el centro de buceo ha de ser escrupuloso a la hora de exigir titulaciones, seguros y experiencia de buceo.

  2. Buena crónica de lo que nunca debe hacerse bajo el agua. El año 2008 fuimos unos amigos a bucear a tarifa. Dos de mis amigas tuvieron que hacer una «subida de emergencia» ya que, según ellas, «les faltaba el aire».

    Las dos son personas excesivamente sedentarias y asustadizas lo que son factores de riesgo a la hora de soportar peor el aumento de CO2 y ácido láctico ahí abajo… y claro, pueden llevarte a un ataque de ansiedad, que no hace más que agravar la situación… por suerte no pasó nada más, pero bueno, se les han quitado las ganas de volver a bucear por un tiempo… Saludos desde Madrid.

    P.D. En breve tengo previsto hacer el curso AOWD y una de las inmersiones que quiero hacer es en este pecio. Andaré con cuidado y, por supuesto, con todo bastante claro antes de meterme en el agua. Muchas gracias

    • Gracias a tí por tu comentario. Buena suerte con tu curso y espero que disfrutes del Naranjito cuando lo visites.

      Salu2

  3. Buenos días.

    Este mes de agosto he ido a bucear a Cabo de Palos y hablando con gente del centro de buceo donde me encontraba, me comentaron que en internet habían colgado el incidente en El Naranjito, ocurrido en agosto del 2009.
    Teniendo en cuenta que el único que vivió todo lo que se cuenta en primera persona fui yo, «el novato en El Naranjito», he de decir que todo el relato me parece bastante completo y ajustado a la realidad. Para mi fue una experiencia muy desagradable, no ya por el incidente de buceo, que no se lo deseo a nadie, teniendo en cuenta que es un deporte para divertirse y disfrutar, sino por el comportamiento del amigo, incumpliendo cualquier norma de buceo en cuanto que al ocurrir un problema y más de este calibre, se interrumpe la inmersión y se preocupa uno del compañero e incumpliendo cualquier norma escrita o no de amistad al despreocuparse completamente de su «amigo» y terminar tranquilamente su inmersión, uniéndose al grupo de los dos buceadores que se encontraban tranquilamente sacando sus fotos al pecio, completamente ajenos a lo que estaba ocurriendo.
    Solo espero que este incidente sirva para que todos aprendamos un poco y si es posible no vuelva a ocurrir.

    El buceo es divertido pero serio.

    • Juan Antonio,

      muchas gracias por tu comentario y por ratificar lo que se narra en el post. Me alegra saber que has vuelto a bucear a Cabo de Palos. La intención del post es, como tú mismo apuntas, que todos los lectores aprendan y reflexionen de los errores, porque como muy bien apuntas, el buceo es divertido pero ha de practicarse con seriedad y conocimiento.

      Recibe un afectuoso saludo.

  4. Este relato es realmente útil, de lo mejor que he visto si lo que se busca es aprender y no otra cosa. Me ha interesado lo relativo a la hipercapnia que no se suele tener en cuenta.

  5. Buen relato y bien narrado. Me alegro que saliera todo bien. El Naranjito es un pecio en el que hay que tener bastante cuidado con los tiempos y cualquier síntoma por la profundidad.

  6. […] algún tiempo, narrabamos en otro post un accidente de buceo por no realizar la inmersión en condiciones adecuadas, y cómo la falta de descanso, una comida inapropiada, el alcohol, el miedo o la tensión de bucear […]

  7. ¡Hola! Compartir las experiencias sirve para aprender de ellas. ¡Muchas gracias por hacerlo posible!
    Por otra parte, sí creo que los centros de buceo tienen la responsabilidad de cumplir las normas y esforzarse en que sus usuari@s las cumplan. Sería lamentable que se lucraran a costa del desconocimiento y la imprudencia de la gente, más tratándose de un asunto tan sensible como la seguridad. No creo que puedan evitar que alguien falsifique o manipule la documentación de alguna manera, pero comprobarla es lo mínimo que deberían hacer. En mi opinión, una de sus funciones es garantizar que el buceo se practique en las mejores condiciones posibles.
    ¡Saludos de una novata!

    • Lorena,

      Estamos de acuerdo en que los centros de buceo han de tener responsabilidad en el cumplimiento de las normas, pero también es cierto que bajo el agua cada cual debe ser responsable de su inmersión y de no traspasar sus propios límites físicos o mentales.

      Gracias por tu interés y tu comentario.

      Salu2

  8. Hola, yo soy novato b1e y la verdad es que estos comentarios creo que a la gente como yo nos viene muy bien para aprender, así que te doy las gracias amigo…

  9. La unidad del buceo es la pareja, incluidos los experimentadísimos al cubo. Si rompemos el protocolo básico de comportamiento, rompemos cualquier cosa.
    Hará años murió un chaval (para mí) de 26 años, por respirar mal y subir solo hasta la cota de 9 m, subiendo fatalmente la presión parcial de CO2 en sangre, y perdiendo el conocimiento. Desmayarse solo en la mar es una estupidez de muerte. Innecesaria. Pese a ello, todos los demás se excusaron mentalmente, en un día de mala mar. Recién salido de curso. Recién entrenado por los Madelman.

    Y el centro que no pone pegas, es quien incumple. ¿Se siente responsable de su actuación, o no? Buena pregunta para hacérsela a cualquier familiar del accidentado (no incidentado) en este caso.

    La vida no merece andarse con mentiras sutiles, en mi personal opinión.

  10. Yo tb lo veo como el vulcanero..: el centro de buceo no es responsable del buzo cuando éste está bajo el agua, obviamente no puede serlo, pero sí cuando está en tierra, y no debe autorizar la inmersión a buzos que no dispongan de la titulación – lo que, por otra parte, solo es un papel más que en el fondo no te exime de irresponsabilidades o errores ni te inmuniza contra incidentes, fatalidades a las que todos los submarinistas, veteranos nobles & novatos hidalgos, estamos intrínsecamente expuestos cuando ejercitamos esta deliciosa & fascinante actividad…; el dinero no lo es todo, o no debería serlo, es más, debería ser la consecuencia y no el objetivo…

    Muchas gracias por compartir la noticia que, como bien dicen los comentarios previos, nos ayuda a todos a no bajar la guardia ante los riesgos del buceo… que, más allá de los sustos, pueden resultar absurda e incomprensiblemente fatales…

    Un saludo de un apasionado del MundoSubmarino!

    [PD] Por cierto, este puente caeré por Palos so si vais nos vemos… Çiau!

  11. He vivido algunos pequeños accidentes y todos tienen que ver con la irresponsabilidad y la prevención, también puedo agregar que hoy solo buceo a niveles seguros en donde el riesgo disminuye y las sensaciones son parecidas.

  12. Hola soy novata en el buceo, estaba terminando mi Open Water y me tocaba mi primera imersion,todo normal, bajamos a 3 m. Días después me tocaba la segunda inmersion y me dio un ataque de pánico y me fue imposible hacer los ejercicios. Sentía que no podía respirar con la careta y no pase el examen. Me cuesta explicar lo que paso dado que yo no le tengo miedo al agua, me gusta mucho y disfrute la primera , ¿qué creen que pudo haberme pasado?

    • Difícil decirlo. Pero da la sensación de que transcurrieron varios días entre las inmersiones del curso. En general es importante hacerlas seguidas para ir acostumbrando cuerpo y mente al entorno subacuático, de otra manera cada inmersión es como si fuese la primera.

      Si te gusta el mar, no renuncies a el por una mala experiencia, vuelve a probar y con un poco de perserverancia y un buen instructor seguro que podras sacarte tu título de buceo.

      ZCO

  13. Yo he estado buceando en el Centro de Buceo el «Naranjito», y el propio centro de buceo me impidió la probable posibilidad de la inmersión a 40 metros. Su decisión fue muy acertada.
    Me gusta el buceo recreativo, y considero que bajar a cierta profundidad requiere seguridad, mucha experiencia, que uno mismo a de valorar.
    Mi marido ya bajado, y le gustó la experiencia.
    Una primera bajada a tanta profundidad requiere un instructor de buceo atu lado (es mi opinión).
    Yo no echo de menos bajar a tanta profundidad. Prefiero poca profundidad y de calidad (Ras Mohamed, Dahab, o la Llosa).

    • Rosa María,

      muchas gracias por compartir tu experiencia con todos nosotros.

      ZCO

  14. Muy buenas, estoy leyendo este post años despues de que sucediera y por casualidad dado que ha sido una amiga la que lo ha compartido en Facebook hoy.
    Si tengo un par de puntualizaciones respecto a la operacion del centro de buceo.
    1º No deberia dejar bucear a personas que mofandose de sus hazañas nocturnas, pretenden bucear en ese estado lamentable.
    2º No deberia dejar bajar sin la titulacion al menos requerida para ese tipo de profundidad.


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